domingo, 15 de noviembre de 2009

Melchor


Estamos en un centro comercial, en plena Navidad. Una NIÑA se acerca al stand de los Reyes Magos, se sienta en las rodillas de MELCHOR y le entrega su carta.

 

MELCHOR

Bueno, vamos a ver que se pide esta niña tan guapa.

(Leyendo la carta)

“Queridos Reyes Magos: Este año me he portado muy mal y sólo merezco que me traigáis carbón. Gracias”.

(Fastidiado) Bueno, bueno, bueno. ¿Qué quiere decir muy mal? ¿Has volado la Sagrada Familia? No, ¿verdad? (Devolviéndole la carta) Pues hala, escríbela otra vez y pídete algo.

 

La NIÑA se niega a marcharse.

 

MELCHOR

Mira, cariño, si todos los niños hiciérais igual, ¿qué pasaría con los Reyes Magos? Idiota. Nos quedaríamos también sin trabajo. Como tus papis, como los amigos de tus papis, como tus tíos, tus vecinos,.. ¿Y qué pasaría con los duendes que fabrican los juguetes? También a la puta calle, ¿verdad? ¿Tú sabes que los duendes también tienen que pagar una hipoteca, y colegio, y el coche,…? ¿Y los pajes? ¿Y los gnomos qué? ¿Tú sabes que los gnomos son los que fabrican el intestino grueso de las muñecas?  (Desalojándola) Venga, a escribir.

 

La NIÑA, disgustada, se marcha.

 

MELCHOR

(A GASPAR y BALTASAR)

Desde luego, entre el ñoño de Papá Noel, el rarito del Amigo Invisible y los niños capullos, nos quedamos sin faena en dos días.

 

GASPAR y BALTASAR están de acuerdo. Llega un NIÑO, se sienta en las rodillas de MELCHOR y le entrega la carta.

 

MELCHOR

Bueno, a ver tú qué te has pedido:

(Leyendo la carta)

“Queridos Reyes Magos: Como ya tengo de todo, este año no me pido nada. Gracias”

 (Indignado, al NIÑO)

Mira, porque está tu padre ahí esperando, que si no, te reventaba la tocha de un guantazo y me escribías siete cartas por los dos lados, mira lo que te digo.

Vamos a ver. Mira, me parece muy bien tu gesto, en serio, es de puta madre, pero los Reyes también pueden traer otras cosas, como, por ejemplo,… no sé... Salud,... dinero... amor.

Como tú eres muy pequeño para tener pasta y también para tener novia, te puedes pedir salud. ¿Vale?

 

El NIÑO asiente, ilusionado.

 

MELCHOR

(Escribiendo en la carta)

Pues hala. Te voy a traer “Mi Primer Gimnasio”. Lleva anillas y todo, te va a encantar. Y un bote de pastillas de potasio, de cinco kilos.

 

BALTASAR echa la carta con las demás y el NIÑO, conformado, se marcha. GASPAR Y BALTASAR aplauden a MELCHOR.

 

GASPAR

Eres el mejor.

 

BALTASAR

Muy bueno, tío, muy bueno.

 

Pero enseguida regresa el NIÑO, muy enfadado, y se encara con MELCHOR.

 

NIÑO

¡Tramposo!

 

El NIÑO le pega una patada a MELCHOR en la espinilla y huye.

 

MELCHOR

(Dolorido)

Pues ahora también te voy a traer una bicicleta, desgraciado.

Y un scalextric tan grande que van a tener que desviar la A-7 por la Coruña para que puedas jugar. Imbécil.

 

BALTASAR

Tráele también una consola, coño, la X-Box. Que se joda.

 

GASPAR

Y el perro robot.

 

MELCHOR

(Chillándole al NIÑO)

¡Y el perro robot! ¡Cabrón!

 

MELCHOR se resiente de la patada en la espinilla.

 

MELCHOR

No, si me ha roto los leotardos y todo, de la patada que me ha dado el hijo de...

 

GASPAR y BALTASAR miran la espinilla de MELCHOR y se cubren las piernas con sus capas de piel de nutria, pues se aproxima otra niña que ni siquiera lleva una carta en las manos y habla sola.  

 


lunes, 9 de noviembre de 2009

Órbita


Estamos en un avión en pleno vuelo. El pasaje está tranquilo. Al cabo de un instante aparece la AZAFATA y se dirige a los pasajeros a través de la megafonía.

 

AZAFATA

Buenas tardes, les habla la Auxiliar de Vuelo María Celeste.

A ver, cómo les explicaría yo..

Sí, que al piloto se le ha ido la mano cogiendo altura y ahora resulta que estamos en órbita y no podemos volver a la Tierra hasta dentro de cuatro años.

¿Alguna pregunta?

 

Nadie tiene preguntas, tal es su perplejidad.

 

AZAFATA

(Indignada)

Nadie quiere preguntar nada.

O sea, llevan todo el viaje haciéndome preguntas idiotas: que si tengo una mantita, que si voy a repartir la prensa, que si hay película,.. ¿y ahora nada?

 

La AZAFATA hace una pausa para ver si alguien se decide a preguntar algo. Nada. Se han quedado estupefactos.

 

AZAFATA

(Muy molesta) 

Vamos a ver: Acabo de decir que estamos en órbita. Lo más seguro es que choquemos enseguida con algún satélite y explotemos en mil pedazos de colores brillantes. ¿Y nadie dice nada?

 

Nada. Siguen estupefactos.

 

AZAFATA

¿Pues sabéis lo que os digo? Que iba a repartir la cena VIP con champán para todos, y gratis, pero ahora ni de coña. Eso faltaba.

 

La AZAFATA regresa a la cabina. Ahora el pasaje se amotina y se lanza en tromba hacia el compartimento de la AZAFATA, pues la cena VIP de esa línea aérea incluye una botella de Dom Perignon y una tarrina de Beluga de 60 gramos.

  

 

martes, 3 de noviembre de 2009

Darwin


 El CAMARERO atiende a una MUJER en el restaurante.

CAMARERO

¿Sabe ya lo que quiere?

 

MUJER

(Cerrando la carta)

Sí.

Primero… que mi marido cierre los tapones del gel y el champú después de ducharse.

 

CAMARERO

(Sin extrañarse)  ¿Alguna cosa más?

 

MUJER

Que haga pipí sentado en el water.

 

CAMARERO

Me temo que sentado en el water no va a poder ser. Si quiere que afine la puntería…

 

MUJER

(Insolente) No se puede sentar.

 

CAMARERO

No.

 

MUJER

¿Y eso?

 

CAMARERO

Mire, son muchos siglos de evolución. La cosa viene de las cavernas, ya sabe… lo de Darwin y todo eso. Se podría empezar a mirar pero serían varias generaciones las que harían falta…


MUJER

(Cortándole) Que afine la puntería.

 

CAMARERO

(Apuntando)

Que cierre los tapones del gel y el champú, y que afine la puntería cuando haga pipí. ¿De postre?

 

MUJER

De postre quiero aprender a decir no a muchas cosas.

 

CAMARERO

Muy bien.

 

MUJER

¿Tardará mucho?

 

CAMARERO

No lo sé. Dos semanas, tres años, dos meses,…

 

MUJER

Vale. ¿Me avisará cuando esté listo lo de mi marido?

 

CAMARERO

Usted misma se dará cuenta. Puede que primero sólo cierre el tapón del champú, o primero el del gel, eso es difícil de precisar, pero a partir de ahí todo irá muy rápido.

 

MUJER

(Emocionada) Oh, bien, bien.


 La MUJER se relaja y cierra los ojos. El CAMARERO se quita el delantal y se sienta en la mesa junto a la MUJER.

CAMARERO

Carmen, es la última vez que tenemos la sesión fuera de mi consulta. Soy psicoanalista, no actor de reparto.

 

MUJER

(Sonriendo feliz)

Pues a mí me ha ido genial.

No sé, me lo he creído todo, he confiado, ha sido como más natural, más…

(Sobreviniéndole una idea) ¿Has saltado alguna vez en paracaídas?


CAMARERO

No pienso saltar en paracaídas con usted.


La MUJER, sin hacer caso de la negativa del CAMARERO, sirve vino. El CAMARERO, con disimulo, mira hacia el cielo y esboza una discreta sonrisa pues ha oído cosas formidables acerca de los saltos al vacío.