lunes, 27 de julio de 2009

El guión de esta semana: De Lorean

Una señora lleva el coche al mecánico porque tiene problemas de puntualidad y acaba en la UVI.

Leer este sketch.

De Lorean


Estamos en un taller de reparación de automóviles. El MECÁNICO y la CLIENTA frente al motor del coche.

MECÁNICO
Bueeeeno, me parece que ya sé lo que le pasa.

CLIENTA
Ay, qué bien. Dígame.

MECÁNICO
A ver: Dice usted que tiene la sensación de que con el coche este... o llega demasiado tarde o llega demasiado temprano. Pero que no tiene término medio.

CLIENTA
Eso es.

MECÁNICO
Que, por ejemplo, un día sale de casa, pongamos a las nueve en punto de un Martes y llega a la peluquería un Jueves pero siete años más tarde.

CLIENTA
O seis meses antes. Y encima en domingo y de madrugada. Me voy a volver loca.

MECÁNICO
Señora, esto es un De Lorean.

CLIENTA
¿Un qué?

MECÁNICO
Un De Lorean DMC 12. El coche ese de la película de Regreso al Futuro.

CLIENTA
Uy, ¿y ahora qué?

MECÁNICO
Pues nada, le voy a quitar los botones de viajar en el tiempo y ya está, a funcionar.

CLIENTA
Ay, que bien. No sabe la alegría que me da. ¿Cuando vengo a por él?

MECÁNICO
Marzo de 2015

CLIENTA
¿Qué?

MECÁNICO
Es una broma, señora. Esta tarde.

CLIENTA
Uy, que hijo puta es usted. Bueno, pues hasta luego.
(Y se marcha)

MECÁNICO
(A fuera de cuadro) ¡Paco!

Llega PACO.

PACO
¿Qué pasa?

MECÁNICO
La chalada del Panda. Otra vez con la manía del tiempo. Cámbiale el aceite y déjalo fuera.

PACO
¿Le meto otro escorpión en la guantera?

MECÁNICO
No seas cabrón.

PACO
Venga, hombre, ¿y lo que nos reímos en la ambulancia? A 120 por la calle Colón, los putos amos, sin semáforos, ni policía, ni hostias,…

MECÁNICO
Te he dicho que no.

PACO
Y la sirena, uahhh, uahhh, uahhh,.. y el médico chutándole descargas con las cosas esas eléctricas…

MECÁNICO
El desfibrilador.

PACO
Eso, el desfibrilador. Y la tía echando espuma por la boca, y el capullo del enfermero vomitando encima del chófer, y el escorpión escondido en el pedal del embrague, y la sirena, uahhh, uahhhh, uahhhh,…

El MECÁNICO, reflexiona, sonríe y…

MECÁNICO
(A PACO) Venga, va.

PACO se marcha a por el escorpión. La pareja de cabrones se descojonan.



lunes, 20 de julio de 2009

El guión de esta semana: Superhéroe

Un albañil dice que es un superhéroe pero no le creen.

Leer este sketch.

Superhéroe


En el andamio hay dos albañiles. El ALBAÑIL 1 observa como el ALBAÑIL 2 almuerza.

ALBAÑIL 1
Pues yo soy un superhéroe, ¿sabes?

ALBAÑIL 2
(Sin hacerle caso) ¿Ah, sí?

ALBAÑIL 1
Sí. Superpoderes y todo eso. Si ahora mismo me caigo de este andamio no pasa nada porque vuelo.

ALBAÑIL 2
(Almorzando, sin darle importancia) Joder.

ALBAÑIL 1
Me salen de aquí
(de las clavículas) como unas alitas de acero inoxidable, buenísimo, y unos cohetes aquí debajo (en las axilas) y, hala, a volar.
Y luego, lo que es el dedo índice de cada mano se me convierte en un cañoncito láser que puede destruir China occidental de un sólo disparo.
Normalmente no me gusta usar la violencia, a no ser que me irrite algún supervillano, o... no sé,... que tenga hambre.

ALBAÑIL 2
No te voy a dar medio bocadillo.

ALBAÑIL 1
¿Y si pago yo los cafés?

ALBAÑIL 2
(Dándole medio bocadillo) Vale.


lunes, 13 de julio de 2009

El guión de esta semana: El diploma

Un catedrático quiere entregar unos diplomas y recurre a las armas.

Leer este sketch.

El diploma


Sentados en la mesa del escenario del Salón de Actos hay media docena de Catedráticos y Profesores dispuestos a repartir diplomas a los alumnos.

CATEDRÁTICO
(Llamando al próximo alumno por el micrófono)
Vicente Müller García

Parece que VICENTE no sube a recoger su diploma.

CATEDRÁTICO
(Al micrófono) Vicente Müller, por favor, acérquese al estrado.

VICENTE sigue sin aparecer. Pero parece que uno de los PROFESORES le ha visto entre los asistentes porque se lo señala con el dedo al CATEDRÁTICO.

CATEDRÁTICO
(Al micrófono pero mirando a VICENTE y haciéndole una señal para que suba)
Vicente Müller, estamos esperándole.

Nada. Entonces los Catedráticos y los Profesores hablan entre ellos. Finalmente uno de los Profesores se levanta y baja del escenario. Los demás permanecen, indolentes, a la espera.
Al cabo de un instante vemos aparecer al PROFESOR llevando a VICENTE, a la fuerza, hacia la mesa. Lo lleva cogido con una mano de los pelos de la cabeza y con la otra retorciéndole un brazo, con brutalidad pero elegante. VICENTE se retuerce de dolor mientras el PROFESOR actúa con naturalidad. Cuando llegan a la mesa el PROFESOR le estrella la cabeza contra el centro de flores y lo mantiene inmóvil mientras el CATEDRÁTICO intenta abrirle la mano para darle el diploma.

CATEDRÁTICO
(A VICENTE, mientras le endosa el diploma) Venga, ya verás como encuentras trabajo enseguida, tonto.

VICENTE
¡Embusteros! ¡No quiero salir a la calle! ¡Quiero seguir estudiando!

PROFESOR
(Retorciéndole más el brazo)
Recoge ese diploma, tío mierda. Recógelo.

El PROFESOR, ante la reticencia del chico, vuelve a estrellarle la cabeza contra la mesa, y esta vez le fractura la nariz en cuatro partes iguales. El chaval, sangrando como un cerdo, recoge su diploma y regresa a su sitio.

CATEDRÁTICO
(Al micrófono)
Eugenia Expósito Gil

Parece que Eugenia tampoco quiere subir. El PROFESOR se dispone a levantarse pero entonces la chica sale huyendo por el pasillo del patio de butacas.

CATEDRÁTICO
(Al Profesor)
El Mauser.

El PROFESOR saca un rifle con mira telescópica y se lo pasa, rápidamente, al CATEDRÁTICO. Éste lo carga, apunta y dispara. Oímos gritos de los alumnos. Parece que la alumna ha sido abatida. El CATEDRÁTICO deja el rifle en la mesa y…

CATEDRÁTICO
Rodolfo Arsenio Smith

Oímos un disparo, y gritos de los alumnos. Los catedráticos y los profesores, sin asombrarse, apuntan algo en sus cuadernos.

CATEDRÁTICO
(Al micrófono)
Les recuerdo a todos los alumnos que el suicidio postgrado es el acto más deleznable que puede llevar a cabo un estudiante.

El CATEDRÁTICO consulta su lista y…

CATEDRÁTICO
Amparo Argoitia Verstringe

Otro disparo. Más gritos de los alumnos.

CATEDRÁTICO
(A los colegas)
¿Cómo coño pasan las armas por el detector?

Nadie se lo explica.


lunes, 6 de julio de 2009

Cómo hacer sketches

A menudo el guionista se desespera, no sin razón, buscando las claves para escribir el sketch perfecto. Son cuatro. Ahí van.

 1.    El teclado.

 Con un teclado roto no hacemos nada. Un teclado partido por la mitad, carbonizado por un incendio, con las teclas arrancadas, o sumergido en una solución de vitriolo y gas naranja, nos servirá de bien poco para escribir un sketch.

El teclado tiene que estar cerca de nosotros. Si se separa más de un metro y medio, o se halla en una habitación diferente de la que nos encontramos, tendremos graves dificultades para armar una historia. Cuando estamos escribiendo un sketch, estamos escribiendo un sketch, no visitando la galería Caravaggio en el Hermitage de San Petersburgo. Algunos guionistas recurren a la cirugía reconstructiva y han llegado a prolongar sus brazos hasta seiscientos kilómetros para poder tomarse unos pinchos en el casco viejo de San Sebastián mientras seguían escribiendo sobre su teclado de Valencia. Mal. Esta técnica, además de peligrosa a causa de las cuatro autopistas que se cruzan entre las dos ciudades, sólo es recomendable en verano, puesto que con la llegada del frío nos veremos con graves problemas a la hora de encontrar una camisa de manga larga que nos satisfaga.

Los bocadillos de atún matan los sketches. Esto es así. El aceite que gotea sobre las teclas hace que las yemas de nuestros dedos resbalen y cometamos numerosos errores que desvirtúan la estructura, el planting, el giro y el desenlace del guión.

Los mapaches no deben chupar nunca las teclas de un teclado. Nunca. Los ciervos sí.

 

2.    La pantalla.

 Hasta que el sketch no haya sido totalmente terminado no debe apagarse la pantalla. Muchos escritores de sketches prescinden del monitor en la última, incluso en la penúltima réplica del sketch convencidos de que ya tienen el guión en sus manos. Pero cuantos sketches han acabado de forma confusa y carentes de humor debido a esta práctica tan arrogante como poco profesional.  

Echarse estiércol de golondrina en los ojos o colocarse un antifaz para dormir no nos ayudará a ver mejor la pantalla sino todo lo contrario.

La pantalla es el papel donde escribimos. Y tiene que estar limpio. Las pegatinas y los graffitis son enemigos acérrimos de los buenos gags. ¿Decoran? Por supuesto. ¿Estorban? También.

Mirar la pantalla sirviéndonos de un sofisticado juego de espejos nos proporcionará libertad para escribir desde cualquier lugar del planeta, pero, ojo, tendremos que prestar especial atención a las diferencias horarias entre los hemisferios.

 

3.    Las manos

 Todavía no se ha dado el caso de ningún autor que haya escrito un sketch sin sacar las manos de los bolsillos. Las manos deben de estar encima del teclado. Las manos sobre la nuca, en la barriga, en nuestras partes íntimas o en las partes íntimas de una tercera persona sólo harán que distraernos de nuestro verdadero propósito: escribir.    

Seccionarse las manos con una motosierra un minuto antes de ponerse a escribir un sketch es un despropósito tan absurdo que ni siquiera vale la pena comentarlo aquí. Por supuesto que no debemos cortárnoslas.

En cuanto al controvertido asunto de los guantes, la recomendación es muy clara. Si el guante es blanco, fino y de algodón, del tipo funerario, de gala militar o de maitre, no hay ningún inconveniente. De boxeo, nunca. Los guantes de soldador, jardinero y tornero fresador, deben utilizarse con muchísima precaución. Por el contrario, las marionetas de mano, si son graciosas, siempre serán una ayuda inestimable a la hora de escribir nuestras historias, eso sí, evitando los títeres de animales que carezcan de patas, como el caballito de mar, la medusa, la babosa y la lombriz de tierra. Hacer las voces de las marionetas mientras las usamos para teclear no sólo es gratificante sino que, además, aporta fluidez y naturalidad al guión.

 

4.    La cabeza

 La cabeza tiene que estar sobre los hombros. Exclusivamente. Una cabeza en los pies, además de que no piensa con la misma claridad, nos obliga a disponer la pantalla en el suelo mientras el teclado tiene que permanecer arriba, cerca de las manos. Esa posición, además de poco confortable, asusta a los niños pequeños y a las personas mayores. La postura se vuelve todavía más ridícula e incómoda cuando trabajamos con un ordenador portátil.

Una cabeza hueca no nos servirá de mucho a la hora de escribir una buena historia. El cerebro tiene que estar siempre dentro del cráneo, al menos hasta que el sketch haya alcanzado un setenta y cinco por ciento de humor. Si por cualquier motivo no tenemos el cerebro dentro de la cabeza, bien porque hayamos sufrido un accidente de moto sin casco contra un camión de transporte internacional, bien porque hubiésemos tenido un encontronazo casual con un misil tierra-aire, bien porque nos hayamos arrojado desde la torre de Francia por un despecho o un malentendido, el sketch no será gracioso, y, si lo es, será pura casualidad.

Una cabeza bien amueblada no siempre es garantía de éxito, pues el mueble rústico, o castellano, es repugnante y lo que hace es dar ganas de llorar, no de reír.

Es preferible una cabeza llena de pájaros a una cabeza hueca, y ambas cosas a una cabeza separada del tronco.

 


El guión de esta semana: Chuncky Funcky

Un hombre no encuentra un regalo de Navidad y se marcha al desierto.

Leer este sketch.

Chuncky Funcky


Estamos en Navidad. Un HOMBRE atribulado entra a la tienda y se dirige a la DEPENDIENTA, que está ocupada preparando juguetes.

HOMBRE
Por favor, ¿el Chuncky Funcky de cuatro bolas?

DEPENDIENTA
(Burlona)
¿Está de broma?

HOMBRE
(Aterrorizado)
¿No les queda ningún Chuncky Funcky de cuatro bolas?

DEPENDIENTA
(Indolente)
El último Chuncky Funcky de cuatro bolas se vendió hace más de una semana. Se lo llevó un cinturón negro de taekwondo. Tercer dan.

HOMBRE
(Abatido)
Dios mío, esta es la última tienda que me quedaba por visitar. No me puedo volver a Orense con las manos vacías.

DEPENDIENTA
Me queda uno de dos bolas. Y está roto. Pero es un Chuncky.

HOMBRE
(Sin mostrar el más mínimo interés por el de dos bolas)
Me llevo esa cuerda de saltar a la comba.

La DEPENDIENTA le entrega la cuerda. El HOMBRE se la ata al cuello y mira al techo con intención de ahorcarse.

DEPENDIENTA
(Apiadándose)
Espere, no sea tonto.

HOMBRE
Déjeme, por favor.

DEPENDIENTA
(Confidente)
Escuche. Hay un hombre.
Se llama Ataturk.

HOMBRE
Siga hablando.

DEPENDIENTA
¿Conoce el desierto de Gobi?

HOMBRE
Sí.
Quiero decir no, pero preguntaré.

DEPENDIENTA
Si se da prisa podrá reunirse con él este Jueves en el oasis de Málek.

HOMBRE
¿Cómo le reconoceré?

DEPENDIENTA
Déme ochocientos euros.

El HOMBRE le paga de buen grado.

DEPENDIENTA
Ataturk es el paje del rey Melchor.
A veces “se cae” algún Chuncky Funcky del camello.

El HOMBRE entiende que tiene que darse prisa si quiere llegar al oasis de Málek el Jueves por la noche, pero antes..

HOMBRE
Oiga, ¿cómo sabrá Ataturk….?

DEPENDIENTA
Diga que le envía Mari Carmen.
La Mantis.

HOMBRE
Es usted una buena mujer.

DEPENDIENTA
Largo.

El HOMBRE parte hacia el oasis de Málek.