sábado, 9 de mayo de 2009

Hijo pródigo


Un HOMBRE espera a que le abran la puerta. Al instante, la VECINA abre.


VECINA
¿Sí?

HOMBRE
Hola. Soy el hijo pródigo.

VECINA
¿Quien?

HOMBRE
Tu hijo. Me marché inesperadamente de casa a los treinta y dos años pero estoy arrepentido y he decidido volver.

VECINA
(Con aplomo y sangre fría) Ah, sí. Ya me acuerdo.

HOMBRE
¿Qué hay para cenar?

El HOMBRE desea entrar pero la VECINA no le deja.

VECINA
¿Cenar? Pues... no lo sé. Me acaban de dar el tercer grado y siempre ceno en el trullo.

HOMBRE
¿Donde?

VECINA
En el trullo. En el maco. En la cárcel. Es que me he hecho psicópata. ¿Vas armado?

HOMBRE
¿Qué? ¿Donde está papá?

VECINA
En el Endeavour. Ahora es astronauta. Nunca está en casa. ¿Vas armado?

HOMBRE
(Disimulando) ¿Esta que puerta es?

VECINA
La ocho.

HOMBRE
A lo mejor me he equivocado de patio.

VECINA
A lo mejor.

HOMBRE
Pues voy a ver. Buenas tardes.
(Y se marcha)

VECINA
(Gritándole, mientras se cerciora de su marcha)
¿Tienes cincuenta euros?

MARIDO (OFF)
¿Quien es?

MUJER
Nada, el nene, que se ha hecho mayor.

MARIDO (OFF)
¿Quien se ha hecho mayor?

VECINA
(Socarrona) Yo. 
Y cierra la puerta.